23 de enero de 2019 CONTACTO: Tere Marichal 787-636-3974 PUERTO RICO CELEBRA POR PRIMERA VEZ EL DÍA NACIONAL DE LA NARRACIÓN ORAL San Juan, Puerto Rico -- El sábado 2 de febrero del 2019 en las instalaciones del Archivo General y Biblioteca Nacional de Puerto Rico*, se celebrará el Día Nacional de la Narración Oral, que será dedicado a la escritora, bibliotecaria, titiritera y contadora de cuentos, la puertorriqueña Pura Belpré. La fecha marca el natalicio de Belpré y el comienzo de una serie de actividades profesionales y familiares en lo que se constituirá como el AÑO DE PURA BELPRÉ. A continuación, compartimos el programa de las actividades que se celebrarán ese día para el disfrute del público en general.
Mientras los adultos disfrutan de las actividades antes mencionadas, se ofrecerán los siguientes talleres para los niños, utilizando personajes de la narrativa oral puertorriqueña:
Durante todo el día, el público podrá disfrutar de una exposición de los libros de Pura Belpré y retratarse con los personajes del cuento La Cucarachita Martina. De igual forma, podrán comprar libros y el cartel de la celebración del Año de Pura Belpré. Los fondos que se recauden de la venta del cartel se utilizarán para las actividades a lo largo del año. Tendremos un delicioso catering preparado por Onelia Pérez de Cocinando Suave. Podrán saborear platos deliciosos que llevan el nombre de cuentos folclóricos de P.R. o que se mencionan en un cuento, como el arroz con habichuelas de Compay Araña. * Avenida Constitución 500. San Juan. Teléfono: 787-725-1060
1 Comment
Ciertas tradiciones que han rodeado mi vida obtienen su base del lado paterno de mi madre. Mi madre me tuvo a los diecisiete años. Tener una madre joven tiene varias implicaciones. Una de ellas ha sido el regalo de conocer a cuatro generaciones de mi familia. Este contacto en mi niñez me permitió experimentar con unas tradiciones formativas que definieron a mis abuelos, sus padres, y sus abuelos. Aunque en varias ocasiones he podido participar de tradiciones que se alinean a mis gustos, tal como la cocina, hay otras que me angustian, tal como es el viaje de caza de los Sevillas. Sevilla, es mi segundo apellido, y de acuerdo a mi parentesco era el apellido y nombre obsequiado a la guardia de familia real de España. Es importante mencionar esto, porque mi abuelo explica el hecho de realizar este viaje como herencia de la masculinidad y misión que le dio casco a el trayecto que enmarca el hombre Sevilla. Originalmente el punto del viaje, de acuerdo a mi bisabuelo, era contar y unir la historias de los Sevillas pasado con los Sevillas de hoy, creando una línea de tiempo que celebre las victorias que estructuran los logros familiares. Hoy día mi abuelo lo observa más como un peregrinaje, una aventura para exponer y expandir la masculinidad en situaciones de peligro tal como es la caza. Todos los años, se reúne equipo de campamento y ollas de hierro para poder revivir la experiencia de sobrevivir sin la comodidad que ofrece la modernidad. A veces se celebra en las reservas de caza de Argentina, y recientemente cazando iguanas en una finca las fincas de mi abuelo. En esencia, el viaje consta de los cuentos de mi abuelo, un detalle que valoro, y la caza y consumo de varios animales. Sin embargo, siendo un hombre abiertamente homosexual, siempre me incomodado la construcción de masculinísimo que define el evento. Al igual que hay narraciones que valor genuino y apreciación de la historia que ha seguido mi familia, también se trata de hablar conquistas femeninas. Para mí personalmente, el acto de cazar comida y luego discutir la conquista de mujeres siempre me ha incomodado. Ciertamente hay narraciones que se acercan demasiado a la experiencia de colonialismo que define mi País, pero más aún, porque soy el único de tez oscura en mi familia a la vez que soy el único homosexual. Al encontrarme en la intersección de estas identidades adopto cualidades femeninas en mi carácter y forma de pensar que me hacen cuestionar si mi participación en estos eventos, familiares o no, fomentan ideologías que yo actualmente busco derrumbar, tal como la sumisión institucional de la mujer. Claro está, mi abuelo es un hombre gentil y de respeto, pero la construcción de esta tradición tiene en sus coyunturas la opresión y sumisión de animales, sumisión que para mi representan una necesidad de experimentar micro-agresiones de dominio sobre algo, al igual que sus antepasados. Si fuera sustituir esta tradición lo haría con algo más inclusivo, algo que celebrara la cultura española en un ámbito más elevado y más uniforme. Recientemente había pensando en organizar una noche de flamenco y cocina. Un evento en donde los pequeños puedan participar de cocina tradicional, los adultos puedan participar de vino y gastronomía, y todos/as puedan participar de la práctica de flamenco. En sí, un evento que sea inclusivo, balanceado, y respetuoso a la evolución de nuestra herencia. por C. Sevilla foto creative commons mohamed_hassan Comunicado de prensa, radio y televisión:
Natalicio de Antonio Paoli Este año se conmemora el 147 aniversario del natalicio del tenor puertorriqueño Antonio Paoli Marcano. La Casa Paoli conmemora todos los años esta efeméride. En esta ocasión se llevarán a cabo las siguientes actividades: El 13 de abril de 2018 en la Escuela Manuel González Pató en Ponce, el Prof. Javier Declet Larrinaga presentará a sus estudiantes el DVD de Antonio Paoli titulado El Rey de tenores y el Tenor de Reyes quienes analizarán junto a su maestro la vida y obra de este gran cantante. Además, el viernes 13 de abril de 2018 en el salón 302 a las 11:00 a. m. en el nuevo edificio de Estudios Generales AJBR, el Dr. Emmanuel Dufrasne proyectará el documental El Rey de tenores y el Tenor de Reyes. El miércoles, 18 de abril de 2018 a las 9:00 a. m., el Dr. Dufrasne preparará un programa especial dedicado a la vida y obra de Antonio Paoli en el Programa Música Mundi en Radio Universidad 89.7 y 88.3 en la UPR Rio Piedras (radiouniversidad.pr). Este programa se retransmite el domingo, 22 de abril de 2018 a las 5:00 p. m. EL 14 de abril de 1871 nació Antonio Paoli en el sitio que hoy conocemos como la Casa Paoli en la ciudad de Ponce. Se desempeñó como solista en diversos conciertos a través de la península de España y en 1896 consiguió una beca y viajó a Italia a estudiar canto. En Paris Paoli representó la ópera Guillermo Tell de Rossini, la cual se repitió en cuatro ocasiones. Sus sueños comenzaron a hacerse realidad en 1899 cuando debutó en París interpretando el papel de Arnold de la ópera Guillermo Tell. Con este debut exitoso Paoli comenzó su carrera de triunfos en Europa, Asia, África y América. En 1907 fue el primer tenor en el mundo en grabar una ópera completa, Los Payasos del compositor italiano Leoncarvallo. Al actuar en 1908, en el teatro Politeama en Bolonia, la crítica lo aclama como “el mejor tenor del mundo”. Su despedida de la escena ocurrió en 1928, cuando interpretó El trovador y Aida en el teatro municipal de San Juan (hoy Tapia), con la compañía Alfredo Salmaggi. En 1946 enfermó de cáncer y el 24 de agosto a las 2:00 pm, (a la edad de 75 años) falleció el bien llamado “Tenor de reyes y Rey de tenores”. El Centro de Investigaciones Folklóricas de Puerto Rico, Inc. (con sede en Casa Paoli) es una organización, no gubernamental y sin fines de lucro, dedicada a la educación, que aspira mejorar la conciencia cívica y el ambiente sociocultural de nuestra niñez y juventud. Eso lo intentamos lograr a través de la recopilación, el estudio e investigación sistemática de todas las manifestaciones de la cultura puertorriqueña, así como su divulgación, sobre todo en la región suroeste del país. El Centro es un eje cultural de la comunidad que desarrolla proyectos para nutrir la autoestima y los valores sociales entre los menores de los barrios cuyos habitantes presentan las mayores limitaciones económicas. Reseña: "Las artesanías" de Carmen Leonor Rivera-Lassén. Ilustrado por Mrinali Álvarez Astacio15/11/2017 Aunque Las artesanías no es un libro reciente, Miradero quiere destacar su existencia porque se refiere a un tema de interés para nuestro portal. Por: Julia Cristina Ortiz Lugo Publicado en 2005 y parte de la Colección Nueve Pececitos de la Editorial de la Universidad de Puerto Rico; Serie Raíces, Las artesanías es un libro con la excelente idea de informar a los niños y niñas de Puerto Rico sobre lo que es una artesanía y a grandes rasgos enumerar y describir los géneros artesanales en Puerto Rico. Según se explica en la contraportada, la Colección “atrae, inspira, divierte y enamora a los niños de edad preescolar hasta preadolescentes. Parten de aspectos diversos de la cultura puertorriqueña y están diseñados tanto para leerse en el hogar, como para enriquecer el currículo en el salón de clase.” El propósito del libro, según expresado indirectamente, es que al aprender las niñas y los niños a hacerlas y admirarlas, llenen el vacío de manos artesanas que propicia el “peligro” de extinción de muchas de estas artes en Puerto Rico. Al afirmar que las artesanías “siempre nos recuerdan lo que verdaderamente somos”, se infiere que el libro también busca que “las niñas y los niños” a través del libro atisben eso que “verdaderamente somos.” Se define lo que son las artesanías, cómo surgen, y qué es un artesano (a). Luego el libro se concentra en los tipos de artesanías y se clasifican en una lista que mezcla géneros con materiales: agujas, muñecas de trapo, cerámica, cuero, el tejido, cestas, santos de madera, instrumentos típicos, máscaras, madera, pájaros, juguetes, dulces, joyería y semillas. En varios de los ítemes se habla brevemente del origen del quehacer, en otros simplemente se describe y en otros se enumeran sus productos o se comenta un poco sobre los materiales que se usan. No se repite un patrón de información para cada artículo. Si bien es cierto que para niños tan pequeños la información es simple y limitada, hay apartados menos efectivos que otros. Como el de la aguja, en el cual la enumeración sin referentes neutraliza su función: “ del tejido de mundillo, de los soles de Naranjito, del bordado, del tejido de ganchillo, del frivolité, del calado, el punto de cruz, el battenburg, el ganchillo y las dos agujas.” Entiendo la intención de mostrar la riqueza dentro del género, así como el esfuerzo de la ilustradora por representar algo parecido a un encaje. Quizá un apéndice con fotos o un pequeño glosario hubiera resuelto el inconveniente. De hecho, el apartado dedicado a la cerámica explica sucinta pero efectivamente, el proceso de trabajar ese producto, quedando así mucho más clara la información relacionada a esa artesanía. El apartado del tejido habla en pasado, con lo cual se da por sentado que es un arte extinto. Una entrevista a la familia Pagán Montalvo de Sabana Grande en 2013 alude a un arte acorralado por el tiempo, pero custodiado dignamente por la familia. La sección dedicada a las cestas alude igualmente a la condición casi desparecida de esta tradición. Me permito sugerir el siguiente planteamiento. Siendo un libro con la expresa intención de crear conciencia sobre los peligros de extinción de las artesanías, hubiera sido importante alguna línea dedicada a la participación de los grandes mercados capitalistas en este proceso. De hecho, se sabe que (y no me atrevo a señalar retroactivamente al 2005 este ejemplo en particular) una de las quejas mayores de los artistas que producen güiros es la competencia de instrumentos de plástico traídos de la China. Esto problematizaría de forma sencilla un escollo real y muy grande al que se enfrentan los y las artesanas del país hace ya tiempo. La encrucijada de estas artes no se reduce a la falta de manos sino a factores inmensamente más complejos. Parte de la noble intención de concienciación sobre las tensiones que afectan a nuestras artesanías debe incluir la concienciación sobre patrocinar esos productos, elegirlos y aprender a apreciar el esfuerzo, la dedicación de nuestros artistas. De igual manera debe estimular la valoración de la producción única, característica principal de la artesanía, por encima de la deficiente producción en masa, producto agobiante de la globalización que nos ataca. El libro contiene apartados claros y funcionales como el dedicado a los santos de madera, a las máscaras, a la madera o a los juguetes. Pero extraño una explicación que incluya el término folclórico en la descripción del proceso de aprendizaje del oficio artesanal. Sin duda, lo que Rivera- Lassén describe “aprenden su oficio de familiares o como aprendices de otro artesano” es ni más ni menos el proceso de transmisión folclórica. Interesante es el guiño entre escritora e ilustradora para quien lea. El libro, en su conjunto parecería sugerir sin usar palabras, que este libro, más que a los niños está dirigido a las niñas. En todas las ilustraciones es una niña la que interactúa con las artesanías. Con lo cual cabría preguntarse: ¿Les toca a las mujeres hacerse cargo del paso del batón? o ¿Son las que, de hecho, se harán cargo, por su compromiso y sensibilidad, como en otros tantos apartados de nuestra cultura hoy día? En cuanto al oficio la cosa es más sutil. La artesana de la portada es una santera, lo cual es admirable y justo porque según nos ha explicado Norma Valle, las santeras son “una fuerza renovadora para el arte tradicional puertorriqueño”. Sin embargo, de tres artesanos representados, contando a la santera, tanto el fabricante de juguetes como el señor mayor (¿cameo de Domingo Orta?) que sostiene en sus manos una artesanía de pájaros sentado en un sillón, son hombres. Usando el lenguaje inclusivo como pista, podemos esperar que es una forma de balancear de la ilustradora ya que la autora se refiere siempre a “los artesanos y las artesanas.” Aparte de la problematización sobre el mercado y la invasión de productos en masa de la China, para una próxima edición, me permito sugerir algún párrafo sobre las nuevas muestras de artesanía, ya que no toda la artesanía, en tanto folclor, remite al pasado. Hay artesanos y artesanas produciendo muestras vivas y vibrantes sobre la realidad siempre cambiante de la cultura puertorriqueña. Esas manifestaciones también nos hablan de lo que somos, pero lo que somos en el siglo XXI, que no tiene por qué ser lo que éramos en el XIX, o en el XX. Esa travesía cultural en el tiempo también nos habla de la necesidad de incluir la diversidad de identidades que se manifiesta a través de las artes folclóricas. Mostrarles, contarles y exponerles a nuestros niños y niñas nuestra cultura es siempre una idea feliz. Dedicar tiempo y pensamiento a temas distintos como la artesanía es también una aportación a la dignificación y al desarrollo del sentido de pertenencia de nuestra ciudadanía de menor edad. Un libro como este en manos de docentes o padres y madres inteligentes, creativos y comprometidos puede abrir espacio para clases o conversaciones fantásticas y necesarias en extremo. Mucho más si se complementa con una visita a una feria de artesanías diversa y amplia o a talleres de artesanas y artesanos. Introducción por: Julia Cristina Ortiz Lugo En Miradero celebramos hoy, con el resto del mundo el día internacional del folclor. Esta fecha responde a que en un día como hoy, en 1846, el arqueólogo británico William G. Thorns publicó en la revista londinense 'Atheneum' una carta en la que utilizó por primera vez el término 'folklore'. La UNESCO lo recuerda. Para unirnos a todos los países, con mucha alegría y orgullo, publicamos en nuestro blog un escrito de Christian Quintero, quien fue alumno de la clase de Mujer y folclor que se desarrolló en el Recinto Universitario de Mayagüez el semestre de enero a mayo 2017 (junio, en realidad, por el periodo de la huelga del sistema UPR). Es el producto de una asignación en que se pedía que escribiera sobre una instancia de folclor familiar que fuera de su agrado. Christian, respondiendo a las más amplias y acogedoras definiciones de folclor, eligió la práctica de tender ropa en el hogar de su bisabuela. Inspirado por las sugerentes e introspectivas disquisiciones del documental Clothesline de Roberta Cantow, Christian “descubre” un lenguaje, una expresividad, unas claves familiares y femeninas en la práctica de su bisabuela. Con gran emotividad, Christian nos adentra a quienes leemos, en las reflexiones e interpretaciones que esa práctica provoca en él como miembro de su familia y como integrante del grupo folclórico de su familia. Cada práctica de atención a la ropa es idiosincrática en cada grupo folclórico y la experiencia compartida de Christian, así nos lo puede sugerir a quienes leamos con atención su escrito. Conforme al objetivo expresado en nuestro Manifiesto, Miradero trabaja con las definiciones más contemporáneas del folclor, con lo que verán siempre en nuestras páginas temas, escritos, entrevistas y audiovisuales que respondan a las manifestaciones menos convencionales o tradicionales de lo que generalizadamente en ambientes más tradicionales se privilegia exclusivamente como folclor. Sí, tender ropa es una práctica folclórica. Pertenece al mundo del folclor y de la familia, el mundo del folclor y los roles tradicionales de las mujeres, pero como demuestra muy acertadamente Christian, no se limita a eso. Cualquier persona que se deje hablar, que se deje involucrar, que se sienta interpelado por esa práctica en su grupo folclórico, se convierte en receptor/a y parte de esa expresividad. La ropa, las costumbres, los métodos, los trucos, los recuerdos, las asociaciones, así como las apropiaciones y resistencias son los mensajes que la práctica de lavar ropa construye. Qué duda cabe que es la misma expresividad que Christian comparte y seguramente trasladará. ¡Qué viva el folclor de nuestras familias, que vivan los conocimientos y conversaciones que producimos en nuestra cotidianidad y que vivan las relaciones que estas prácticas construyen y solidifican! El tendedero de mi bisabuelaPor: Christian Quintero Haber sido el hijo de una madre, ahora casada, de 17 años de edad me regaló la oportunidad de conocer a mi bisabuela. Mi madre nunca fue una mujer doméstica y como consecuencia, tampoco le gustaban las labores cotidianas. Para ella, lavar ropa, limpiar y cocinar no eran tareas, eran castigos. Sin embargo, mi bisabuela era una reina doméstica y su casa era toda una reflexión de cómo ella cargaba su persona. Con esto, no quiero insinuar que mi madre no mantuviera un ambiente de respeto. Todo lo contrario, tuve el privilegio de crecer en un hogar donde nunca faltó nada, el sucio jamás se escapaba, y mis uniformes escolares siempre estaban limpios. Pero mi bisabuela observaba la elegancia como un fenómeno que solo se manifestaba cuando cada tarea se trabajaba con la precisión de un cirujano. En particular, teniendo acceso a una lavadora y secadora, prefería sentarse a lavar la ropa a mano. Para cada mancha tenía un cepillo de dientes, y cada cepillo era categorizado por la dureza de sus cerdas. Luego, la ropa se tendía en la parte más alejada del patio junto a un árbol de limón. Ella me contaba que cuando el sol está fuerte, el árbol suelta su fragancia y la ropa se adueña de su olor. Al finalizar este proceso, ella planchaba cada artículo; medias, ropa interior, mahones, a cada uno se le otorgaba el mismo respeto que a su ropa de gala. Todo esto lo hacía con una sonrisa, más por vicio que por oficio. Desde pequeño yo la miraba con admiración y aspiraba -- todavía aspiro-- a llevar un hogar con la misma pasión que ella llevaba el suyo. Cuando vi el documental Clothesline de Roberta Cantow, me percaté de que en las labores cotidianas, especialmente en el lavado de ropa, existían implicaciones sociales, culturales, y del rol que asume la mujer en su vida. Incluso, me dio el contexto para apreciar el arte con el cual las mujeres ejercían estas tareas. Más importante aún, me hizo ver que tal vez el odio que mi mamá les tiene a aquellas tareas viene por el clima de servidumbre que acompaña esa labor en el hogar. Por otro lado, me hizo revaluar lo que significaban estas labores para mi bisabuela. Pienso en mi abuelo, un otorrinolaringólogo reconocido por un historial militar prestigioso y su pasión en la profesión. Pienso en las dinámicas románticas y en las expectativas que el patriarcado les exigía a las mujeres. Hoy día mi bisabuela, luego de un diagnóstico de Alzheimer y un derrame cerebral, ya no tiene la capacidad de verbalizar. Entonces me sufro la duda, si la sonrisa de mi bisabuela era la sonrisa de una mujer que aceptó la vida que le tocó vivir. Si aquella labor era una que le inspiraba pasión genuina, o si esa pasión nació de reapropiarse de un contexto de subordinación y convertirlo en uno de respeto, resistencia, elegancia, y oficio. Escrito por: Julia Cristina Ortiz Lugo
Vivir en este país, agota. Es el mito de Sísifo hecho cotidianidad. Una vez más volvemos a la misma historia: la semana de la puertorriqueñidad. Más o menos todo el mundo sabe el cuento: tanto populares como penepés no saben qué hacer con esa capacidad de invencibles que tenemos lɷs puertorriqueñɷs. A los azules les molesta por unas razones y a los coloraos por otras. Los coloraos han logrado pasarnos gato por liebre muchas veces porque traen el tatuaje de que crearon el Instituto de Cultura. Pretenden vivir de glorias pasadas. La realidad es que unos (los azules) dan la batalla directa por acabar con todo lo que huela a puertorriqueñɷ y los otros (los coloraos) por cobardes no deshacen los entuertos que hacen los azules y a veces en este afán de parecerse cada vez más a lo que piensan que es la fórmula ganadora, pues se pasan. Por eso, nos dejaron el importante legado de consolidar las clases de estudios sociales, así como la “aportación” a la productividad del país al eliminar los días de fiesta que nos remitían a nuestra historia. Para el caso, el resultado es el mismo: ambos han atentado contra el derecho que tienen nuestrɷs estudiantes a saber de dónde vienen, a contextualizar lo que nos pasa, a saber que cuentan con referentes más dignos que quienes comentan obsesiva e impulsivamente las noticias en los redes sociales y mucho mucho más recordables que quienes buscan el “honor de servir al pueblo puertorriqueño.” Tengo visiones encontradas en cuanto a la famosa semana de la puertorriqueñidad. En primer lugar, porque hace mucho que sabemos que la puertorriqueñidad como la españolidad o la gringuidad es un concepto bastante inútil. No hay tal cosa como una puertorriqueñidad o una argentinidad o una colombianidad. Saber que compartimos un cielo, unos sucesos históricos, un paisaje y hasta un mismo gobierno, no nos hace iguales. Es bastante fácil de entender si pensamos por ejemplo, cómo reaccionamos en estos momentos a asuntos tan diversos como las cenizas, el chinchorreo o la imposición de la ciudadanía americana. Ese concepto de puertorriqueñidad nos lo han construido y cualquiera que tenga el tiempo y las ganas de leer todo lo que se ha escrito al respecto sabe que está tejido a partir de visiones excluyentes y visiones de poder. Se nos ha enseñado a repetir la versión de la historia que construyó un sector. También es fácil comprobar que la intervención saludable de algunos sectores ha logrado que el concepto se abra y fluya un poco más inclusivamente. Eso no quita que para mucha gente en nuestro país, ser puertorriqueñɷ se limita a la música y a la gastronomía. Para otros solo son puertorriqueñɷs, lɷs jíbaros (concepto igualmente construido por un sector), sólo el campo es el paisaje típicamente puertorriqueño. Otrɷs en su loable afán por incluir, por ejemplo, la afropuertorriqueñidad, se han dado a la tarea de inventarnos un pasado que tampoco existió, copiando, imitando o trasladando costumbres o tradiciones que probablemente nunca se dieron aquí o al menos no hay constancia de que las tuvimos. Creo que este breve párrafo da cuenta de cuán difícil es aprehender la llamada “puertorriqueñidad”. En el fondo, somos un país intervenido y por eso, se dan estas oleadas de acabar con una versión para montar la otra y todo con la misma intención: agarrar la rienda y mover el animal hacia donde me conviene a mí. En el medio de todo eso, está el estudiantado, está la gente. Así es que en el fondo nuestro problema no se trata de si celebramos o no una Semana de la Puertorriqueñidad. Si hasta la fecha es horrible! El “descubrimiento”, por Dios! Hemos escogido la fecha en que comenzaron todas nuestras cuitas para olvidar eso y ¡proclamar que sabemos recitar Calabó y Bambú, Bambú y Calabó, que existen los volantes y las flores de amapola y que podemos construir machetes de embuste! Con esto no quiero decir que apoyo a la Gerente del Departamento de Educación al diluir y encontrar esa tronco de excusa burocrática para salirse del apuro. Todos los países normales celebran su patrimonio, su cultura, lo hacen con alegría y con orgullo. No en muchos se hace críticamente, igual que no se organiza una fiesta de aniversario para hablar mal de la pareja. Es el momento de celebrar, de recordar. Por eso, resulta bastante antipático y claramente irritante que la Gerente se haya buscado ese subterfugio para acabar con una práctica a todas luces normal. Eso tampoco quiere decir que no se haya pasado la hora de que reflexionemos con profundidad para qué nos sirve a lɷs puertorriqueños esa semana. Entiendo que muchas personas le concedan valor de resistencia a la actividad a lo largo de la historia, le veo sentido a ese razonamiento. Pero no creo que se pueda rechazar el argumento de que eso NO es suficiente. En el Departamento han pasado y pasan cosas más destructivas y de las que no se habla lo que se debiera. Cualquier persona que haya trabajado con jóvenes estudiantes sabe que no es suficiente. Lo sabemos quienes hemos comprobado día a día en nuestros salones qué pocos referentes, qué poco conocimiento, pero sobre todo qué poca reflexión sobre la historia y la cultura de Puerto Rico es capaz de hacer la mayoría de nuestrɷs jóvenes. Recuerdo una vez, en este siglo ya, que un profesor de historia de cuarto año en una escuela me llamó a una esquina para decirme con cara de horror y susto: “¿Usted sabía que en cuanto a la historia de Puerto Rico se enseña en séptimo o sexto (eso no lo recuerdo con claridad) solo hasta los africanos, con especial regodeo en los indios y luego en cuarto año desde el 1898 para acá?“ No tuvo que explicarme la lógica que es evidente, así lɷs puertorriqueñɷs que salen de nuestros salones adquieren la peligrosa y perturbadora idea de que Puerto Rico solo existe con la llegada de los americanos. Lo peor es que tanto el dato del profesor, como la conclusión que logra esa práctica me la confirmaban, cuando les preguntaba, año tras año a mis estudiantes en la universidad. Así es que la Semana de la Puertorriqueñidad no ha logrado mucho contra esa otra decisión del Departamento de “Educación.” Esta realidad nos deja con lo que es mi propuesta real. Quienes tienen el encargo de “educar” en su acepción más digna y profunda, o hasta en su acepción más literal de instruir, tienen la obligación de cumplir con su deber más allá de lo que la Gerente del Norte decida por las razones por las que lo haya decidido. Den la batalla porque se restituya si le ven valor, pero no se contengan ni se detengan ahí. NO es suficiente declamar a Palés. Oblíguense a estudiar bien la historia, la que nos han explicado nuestrɷs historiadores/as más reflexivɷs y confiables. Solo así podrán contar al Puerto Rico verdadero, al que nos han ocultado tirios y troyanos porque les conviene, porque se les va la vida en confundirnos. Oblíguense a pensar y a contextualizar, tómense el trabajo de salpicar todas sus clases con la historia que el Departamento no quiere que nuestrɷs estudiantes sepan. Utilicen todas las materias para dignificar la autoestima de nuestrɷs estudiantes. Afortunadamente nuestro patrimonio es amplio, diverso y es nuestro deber hacerlo representativo, pertinente y coherente. Esa es la mejor manera de resistir, esa es la mejor manera de recordar los referentes que este país tiene en todas las épocas y en todas las materias. Esa es la única manera de sobrevivir. No hay carta circular que pueda contra eso. Mi mayor sorpresa en mi vida profesional me la han proporcionado mis estudiantes de la clase de Mujer y Folclor. Habiendo creado ese curso para suplir una necesidad del Certificado de Género del Departamento de Estudios Hispánicos en el RUM, pensé que era una locura y que el curso sería un natimuerto pues se le vería como una chochera de una maestra obsesionada. La buena acogida que tuvo ese curso me hizo arrepentirme de no haberlo creado mucho tiempo antes. Es una experiencia que me confirma lo que había visto en otros cursos. Nuestrɷs estudiantes están ansiosɷs por saber, por conocer de su país, de nuestra cultura, de nuestros conflictos y de nuestras conversaciones culturales. Su desconocimiento no es culpa de ellɷs sino de nuestro sistema que vive y crece de crear enajenadɷs. Para revertir eso están lɷs maestrɷs. Esta es la tarea que les espera, con o sin Semana de la Puertorriqueñidad. Necesitamos puertorriqueñɷs con sentido de pertenencia, con cultura crítica, con estrategias de discernimiento y con capacidad para leer lo que viven. Necesitamos puertorriqueñɷs con autoestima nacional, puertorriqueñɷs que puedan buscar los referentes que nos dan impulso, fuerza y valor. Insistiendo y promoviendo la celebración de una “puertorriqueñidad” dócil, fofa y repetitiva no nos producirá lɷs puertorriqueñɷs que necesitamos para ahora y para después. Se aprenderán los versos que les permitan reconocer el apelativo El Gran Cocoroco, pero seguirán sin saber cómo leer la narrativa del emblema del Instituto de Cultura ( que por cierto ni saben lo que es, año tras año lo compruebo), seguirán sin tener ni idea de quiénes a través de su producción literaria se esfuerzan por contarnos el país y su complejidad, seguirán sin reconocer el valor de “todas las manos que hoy trabajan”, porque seguirán pensando, repitiendo y peor aún glorificando que Puerto Rico nació en el malhadado día del 98. Este escrito es la opinión exclusiva de la autora. Ni el fundador de Casa Paoli, ni su Junta ni su Presidente fueron consultados antes de escribir este texto. * Dicho por William Villafañe en: https://www.elnuevodia.com/noticias/politica/nota/lanominadelejecutivotieneaumentossalariales-2327940/
Vean y oigan un poco más sobre los memes de Internet aquí.
El origen de los memes: historia del humor en Internet - El Economista (España)
Páginas de Memes de Puerto Rico en Facebook:
Por: Néstor Murray-Irizarry y Margarita Llorens Vega
El sábado, 19 de noviembre de 2016 a las 7:00 de la noche en el Centro Cultural de Ponce Carmen Solá de Pereira, calle Cristina número 70, se presentará el plato conmemorativo del Festival de los Reyes Magos de Vieques de este año. El plato fue diseñado por el destacado artista- pintor José R. Alicea. Será una bohemia inolvidable con música del ayer, navideña, décimas, aguinaldos y poesía. Nos deleitarán con sus muy buenas interpretaciones el grupo Añoranza integrado por los músicos: Ángel L. Rosario Cardona, Linnette Franco Pérez y Marinel González Torres. El actor, escritor, periodista y declamador Nelson Padilla también se ha unido graciosamente a nuestra bohemia. La Dra. Mary Ann Nazario también se unirá al grupo de cantantes. El declamador Edgar Rodríguez Trujillo nos deleitará recitando poemas de reconocidos escritores. El profesor universitario Néstor Murray-Irizarry presenará el nuevo plato. El escultor Omar Ortiz de San Sebastián del Pepino sorprenderá, a la entrada del Centro, con sus Tres Reyes Magos de tamaño natural. El grupo Añoranza también interpretarán melodías, aguinaldos y decimas alusivas a los Reyes, facilitadas por la Casa Paoli, que fueron recogidas por el grupo de Pedro Carlos y su hermana Elsa Escabí en Morovis en 1965 como parte de su trabajo de investigación para el Estudio Etnográfico de la Cultura Popular de Puerto Rico en el Centro de Investigaciones Sociales de la UPR en Río Piedras. La entrada es gratis. El Festival El Festival de los Reyes Magos de Vieques, Inc.es una institución sin fines de lucro cuyo fin primordial es la celebración de este importante evento para los niños viequenses el día 7 de enero de cada año. Es una convivencia familiar donde los niños participan en distintas actividades relacionadas con las artes plásticas, bailes, juegos, yoga, entre otras y se culmina con la llegada de los Reyes Magos para hacer la entrega de los regalos a los niños. Es todo un día de felicidad para los niños y sus familias. En los últimos 17 años el Festival se ha celebrado en el Parque Familiar del barrio Esperanza de Vieques cada 7 de enero de cada año desde las 9:00 AM hasta las 3:00 PM. Recaudación de fondos Como parte de su campaña de recaudación de fondos para sufragar en parte los gastos del Festival hace nueve años que iniciaron las presentaciones y ventas, en diversos pueblos y ciudades del país, de un plato conmemorativo. Este noveno plato está diseñado por el gran artista y maestro grabador ponceño José R. Alicea. Cada año se selecciona a un artista para que diseñe el plato.En el pasado artistas como Elizam Escobar, Wichie Torres, Pablo Marcano, Carmelo Sobrino, Wilmer Colón, Miguel Angel Cruz, Irmgard Iglesias Delgado y Carlos Alberto Torres también han donado sus diseños para esta causa. En defensa continua de Vieques sin hacer mucho ruido… Además,los organizadores Irmgard Iglesias Delgado y Ramón Figueroa Sorrentini publican regularmente un boletín sobre los eventos vinculados a su institución denominado Reyando. También publican cada dos meses una revista Viekesí en donde se analizan y denuncian problemas socioeconómicos y de salud que continúan afectando a los miembros de la comunidad. El problema del cáncer en la Isla Nena es una de alarmante y constituye una de sus grandes preocupaciones. El éxito y el apoyo del pueblo de Vieques es tan contundente que el alcalde Dámaso Serrano le cedió un terreno en Vieques, para construir allí una edificación permanente para su entidad y poder llevar a cabo sus metas y objetivos con mayor seguridad y futuro. Además, ese mismo funcionario municipal le asignó la suma de $25,000.000 para ayudar a construir la sede. El liderato del Festival, por su parte, organizó una subasta de obras de arte donadas por los artistas del patio y recaudaron una cantidad similar como pareo de los fondos otorgados por el Municipio. Tanto el terreno como su futura edificación es propiedad de la institución cultural. El Donativo Cada plato tiene un costo de $30.00. Si encargas tu plato antes de la actividad recibirás un descuento de $5.00 en cada uno. Comunícate con Irmgar Iglesias Delgado (787) 644-1131 ctav_@hotmail.com www.festivalreyesmagosvieques.org Por: Néstor Murray-Irizarry La casa natal del tenor más importante nacido en suelo puertorriqueño, Antonio Paoli, está restaurándose gracias al espíritu de solidaridad y sacrificio de dos destacados jóvenes escultores y restauradores en entrenamiento: Omar Ortiz Ramos (1971) de San Sebastián del Pepino y Juan Nuñez Cruz (1969) de Ciales. La Casa Paoli es propiedad y sede del Centro de Investigaciones Folclóricas de Puerto Rico, Inc. ubicada en la calle Mayor 2846 en el casco histórico de Ponce. Es una institución educativa sin fines de lucro que se dedica a estudiar e investigar todas las expresiones culturales del país. La misma se sostiene con donativos y este año conmemora el 40 aniversario de su fundación. Los donativos hacen posible que se puedan sufragar los gastos mientras los artistas Omar y Juan trabajan largas horas durante el día sin recibir remuneración alguna. Castigados por la ola de calor del radiante sol de Ponce que baña la Casa Paoli, los cuidadosos restauradores realizan una impresionante obra artesanal utilizando cal, arena y otros materiales confeccionados por una gran industria radicada en Guayanilla. Su oficio y sus destrezas manipulativas le han permitido desarrollarse en este nuevo oficio que le auguramos un feliz encuentro entre el llamado mortero de cal, el barro, la plasticina, el bronce y el acero. Nuñez Cruz trabajó, como escultor a cargo de restaurar los ornamentos, en la reciente restauración de la cúpula de La Fortaleza bajo la dirección del preservacionista Pablo Ojeda. Anteriormente trabajó por muchos años restaurando muebles antiguos, objetos de piedra y cerámica en la Galería de Antigüedades El Alcázar en el Viejo San Juan. Restauró el escudo de Puerto Rico que se encuentra en los jardines del Antiguo Casino de Puerto Rico. También restauró los portones de acero de La Fortaleza. Algunas de sus esculturas más conocidas son: el monumento en bronce de Juan Antonio Corretjer en Ciales y la obra del Cacique Don Alonso en la plaza de recreo de Utuado. Ortiz Ramos, por su parte, restauró diversos monumentos en bronce en Vega Baja y los interiores del Antiguo Casino de Puerto Rico. Entre sus obras se destacan: el monumento a Eugenio María de Hostos en el barrio Río Cañas de Mayagüez, el monumento en la tumba de Rafael Churumba Cordero en Ponce y San Fernando de la Carolina en el nuevo hospital de ese mismo pueblo. Para más información favor de comunicarse con el profesor Néstor Murray-Irizarry a través del correo electrónico nmirizarry@gmail.com o del teléfono: (939) 640-1584. Favor de depositar los donativos en la cuenta del Banco Popular 074-430122 o enviar un giro postal o cheque a: Apartado de Correos 334134, Ponce, PR 00733-4134. |
MiraderoEstén pendientes a esta sección para anuncios, noticias y cosas interesantes que compartamos con nuestros/as seguidores/as. Archivos
December 2020
Categories
All
|