Por: Julia Cristina Ortiz Lugo
Otra vez hay que defender lo que en otros países ni se plantea que sea motivo de discusión: la educación pública. Cuando tenemos un problema tras otro, decimos en Puerto Rico que “es como los paños de malva, uno quitao y otro puesto.” Así es la cosa con este asunto, cuando creemos que la Universidad está a salvo y tranquila, alguien asoma con el cuchillo en la boca. Miradero se une a esta defensa y a la campaña #ProductoUPR*. Campaña que debimos haber empezado hace tiempo, pero nunca es tarde si la dicha es buena. Tres del equipo editorial de Miradero le debemos nuestra formación al Recinto Universitario de Mayagüez. Yo, Julia Cristina Ortiz Lugo, tengo mi bachillerato y mi maestría del Departamento de Estudios Hispánicos, lugar donde trabajo hace más de dos décadas. En el bachillerato y en la maestría fui discípula de la importante estudiosa de la literatura puertorriqueña, María M. Solá (a quien siempre le oí decir que le debía todo lo que era a la universidad pública, no a Harvard, donde estudió también, por cierto). Maggie Solá me convirtió en ciudadana de este país. Por lo que aprendí en su clase, desarrollé plena conciencia de que mi lugar estaba en este país. Por eso, tras un breve periodo en Nueva Orleáns para hacer mi doctorado, regresé a devolver a mi país lo que le debía. Las clases de literatura, las mismas que para tanta gente no sirven para nada, me convirtieron en la ciudadana puertorriqueña que soy hoy. Tengo cosas para contar de mi vida profesional, y como es lo que esta campaña mayormente busca, lo haré; pero para mí, la aportación más fundamental de la universidad pública es la construcción de nuestra ciudadanía, porque es eso lo que permite que las profesiones que obtenemos se pongan al servicio de nuestro país, es decir, que recobremos la inversión de tanta gente trabajadora que lo hace apostando a que sus hijos e hijas podrán convertirse en profesionales también. Sé lo que es ser parte de la primera generación familiar que obtuvo un grado universitario. Todos los miembros de mi familia que pertenecen a ella son producto de la universidad pública. En Tulane me di cuenta de lo sólida que había sido mi formación, lo mucho que trabajé para obtener ese grado de maestría, por ejemplo. Descubrí que mi tesis de maestría, en realidad había sido una tesis doctoral. No exagero al decir que trabajé más, que aporté más a mi país, que aprendí más y que crecí más como profesional, escribiendo esa tesis, que fue mi primer ejercicio largo de investigación, que con la disertación doctoral. Esa investigación me convirtió en lo que he sido después: una estudiosa de la narrativa folclórica afropuertorriqueña, mayormente. Mi tesis de maestría se convirtió en el único libro que existe en Puerto Rico sobre ese tema: De arañas, conejos y tortugas. Presencia de África en el cuento folclórico puertorriqueño. Esa investigación publicó en nuestro país, narraciones orales que se grabaron en un estudio de campo y consignó las relaciones entre esos cuentos puertorriqueños y la narrativa africana y afroamericana. Con lo que se puntualizó que también por esa vía estamos ligados a África. Presentó a Puerto Rico la pervivencia de tres personajes clásicos de la narrativa oral que trajeron los esclavos: la araña, el conejo y la tortuga. Trabajé ese tema bajo la dirección del distinguido investigador puertorriqueño, Manuel Álvarez Nazario, lingüista reconocido internacionalmente, cuyas investigaciones son punto de partida obligada en el estudio de los estudios del español de América. Manuel Álvarez Nazario a través de su vida profesional en el RUM nos legó la descripción, la diagramación y la consignación del dialecto puertorriqueño. Al decir del reconocido lingüista Luis Ortiz López, MAN “se ha ubicado entre los grandes dialectólogos del mundo hispánico moderno.” Mi segundo libro sobre el tema de la narrativa oral afropuertorriqueña: Saben más que las Arañas. Ensayos sobre narrativa oral afropuertorriqueña muestra un pueblo resistente, astuto y sagaz que supo comunicarse a través de la oralidad de los cuentos. Toda esa experiencia me orientó definitivamente hacia el aprecio, el estudio y la colaboración con y la formación de otr@s en temas de folclor. Así es que esa oportunidad única me la dio mi universidad pública. Me construí como investigadora, ciudadana y eventualmente profesora al calor y la amistad de dos pilares de la investigación y el estudio académico en Puerto Rico. Y todo esto enmarcado en el hecho de que mi universidad pública me pagó todos mis estudios; bachillerato con matrícula de honor y maestría con Ayudantía Graduada. Las personas que confiaron en mí, pero sobre todo en la educación que tenía, me dieron la definitiva oportunidad de aportar al desarrollo de otras generaciones, nuevamente, a través de la universidad pública nacional. Mi vida como profesora de este Recinto me permitió abrir otra vía para crecer intelectualmente. Me he dedicado especialmente al trabajo con el estudiantado de primer año, porque creo que si tienes un buen comienzo, no pierdes tiempo y tu desarrollo lúcido comienza mucho antes. Necesitamos gente joven luminosa. Por el estudiantado de primer año me he hecho estudiante de redacción y lectura. El producto de largos años de trabajo, reflexión, experimentación han dado su fruto visible en las siguientes publicaciones de libros: dos ediciones de Leer para escribir. Antología para practicar los procesos de la lectura y la escritura (en colaboración con Elsa R. Arroyo, quien tiene una historia parecida a la mía en relación a la universidad pública); Explícame lo que piensas y escribirás mejores monografías, artículos y propuestas (en colaboración con Elsa R. Arroyo); Leer, escribir, pensar y cuestionar. Curso superior de lectura y escritura (en colaboración con José Raúl Feliciano Rivera); y en prensa: Por la ruta de Julia. Práctica de las destrezas de lengua (en colaboración con Carmen Rivera Villegas y Rocío Luque Colautti). Me gusta pensar que a través de la lectura y la escritura ayudo a la juventud puertorriqueña a leer entre líneas, a hacerse otras preguntas para encontrar otras respuestas, a comunicarse y a descifrar lo que otr@s escriben, en otras palabras, como dice el investigador chileno Giovanni Parodi, enseñarlos a ser buenos comprendedores. ¿No es eso lo imprescindible para ser un/a buen/a ciudadano/a para nuestro país? No sería quien soy si no hubiera estudiado en mi universidad nacional pública, no podría formar a otr@s con la pertinencia y la urgencia que lo hago si no hubiera tenido la oportunidad que tuve y si no enseñara en mi universidad nacional pública. No tendría la ocasión de semestre tras semestre sentir que cumplo con los sueños de l@s contribuyentes de nuestro país si no existiera mi universidad nacional pública. A la verdad, soy hecha en Puerto Rico, he contribuido a que otr@s también sean hechos en Puerto Rico y pretendo que esta hermosa cadena de ciudadan@s hechos en Puerto Rico no termine por la inconsciencia de algunos que NO están hechos en Puerto Rico o al menos ¡no se comportan como tal! * De acuerdo con las objeciones al hashtag que subrayan que la educación no debe enfocarse como un producto. Muchas y grandes complicaciones ha traído a la educación ese concepto.
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December 2020
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